Una vez acabé mi diplomatura en cine me encontré en una encrucijada: tratar de incorporarme al mercado laboral o seguir formándome otro par de años mientras se aclaraba el panorama. Debo decir que estaba un poco cansado de estudiar, por muy práctica que sea una formación quería dejar de estar detrás de una mesa tutelado por unos profesores, tener compañeros y todo eso.
Llevaba más de 20 años estudiando y creo que ya estaba bien. Pasé por la universidad tres años hasta que asumí que por ese camino no iba a lograr estar satisfecho. Fue así como dejé la carrera y me puse con el cine que era lo que realmente me fascina. Formarse está bien, y aunque todo el mundo dice que hay estar formándose ‘constantemente’ llega un momento en que también apetece trabajar un poco.
Pero después de seis meses sin conseguir nada más que un par de cortos con amigos consideré que iba a tener que seguir con la formación pese a que no me apeteciera mucho. Me interesé por un Master en Dirección de Cine y Series de TV Madrid. Me gustó por su carácter práctico y por la ayuda que parecían ofrecer para crear un portafolio profesional además de los buenos contactos que se podían hacer en el master.
Una vez empecé con el master me di cuenta de las lagunas que seguía teniendo. Era un ambiente más exigente que en la diplomatura y aunque tratábamos temas parecidos se hacía desde una perspectiva mucho más profunda dando ya por conocidas las cuestiones más básicas. En algunos momentos me sentí un poco ridículo porque tenía la sensación de que los compañeros estaban muy por encima de mis conocimientos, pero luego me di cuenta que la mayoría estábamos igual.
A veces es bueno exigirse más de lo habitual porque es la forma de conseguir especializarse en algo. Y al terminar el Master en Dirección de Cine y Series de TV Madrid fue cuando me di cuenta que realmente estaba preparado para abordar la profesión con confianza. A veces hay que tener paciencia e invertir en formación, aunque ya no esté el cuerpo ni la cabeza para ser alumno.