Las cerraduras se deterioran por el uso y desgaste con el paso del tiempo. Más que el avance tecnológico, son la ausencia de mantenimiento y las manipulaciones indebidas los grandes responsables de que estos dispositivos terminen experimentando fricciones, roturas o bloqueos, al punto de imposibilitar la apertura de puertas auxiliares y de entrada. En determinados casos, se hace necesario contactar con un Cerrajero 24 h en vigo para solicitar el reemplazo del mecanismo inservible.
La oxidación es sin lugar a dudas el principal ‘enemigo’ de cerraduras fabricadas en hierro y otros metales vulnerables. Durante los meses más fríos del calendario, la humedad y la congelación son una constante en millones de hogares, circunstancia que favorece la aparición del óxido.
Para evitar este problema en candados y cerraduras, se recomienda aplicar una capa de pinturas antioxidantes y el uso regular de lubricantes y engrasantes —solución siempre eficaz contra las molestas fricciones y las obstrucciones—. En este sentido, elegir cerraduras y bombines capaces de resistir la humedad y el salitre es una decisión inteligente, que ahorrará incontables molestias a medio y largo plazo.
Una mala práctica que acorta la vida útil de una cerradura es olvidar las llaves puestas. Por lo general, este hábito tan arraigado en nuestra sociedad, supone un deterioro para las piezas y mecanismos internos de la cerradura, además de allanar el camino a los delincuentes, pues los bombines permanecen liberados. Además, dejar las llaves en el ojo de la cerradura puede provocar que la puerta se cierre con los propietarios fuera de la vivienda.
Más que un hábito, una pésima solución en caso de extraviar las llaves es introducir cuerpos extraños en la cerradura, para simular una especie de ganzuado casero tan difundido en cine y televisión. El resultado es la posibilidad de atorar el mecanismo y el deterioro seguro de sus mecanismos más frágiles.