El prurito en perros es una consecuencia habitual de la piel seca, las alergias alimentarias o los parásitos cutáneos, entre otros factores causantes. Se trata de una afección común. En redes y foros de internet abundan cuestiones como «¿es posible tratar la picazón en mascotas?» o «¿qué tratamiento calma el picor de la piel de los perros?». Existen todo un mercado de suplementos, aceites y champús antiparasitarios que dan la respuesta a este problema.
Prevenir es siempre mejor que curar, y por ello es recomendable informarse sobre las causas más probables del prurito. En primer lugar, los picores aparecen como consecuencia de la sequedad de la piel, a tratar con mayores aportes de ácidos grasos Omega-6 y Omega-3 en la dieta canina.
Las alergias también están en el origen del picor en perros, y entre las más comunes destaca la respuesta del organismo a la picadura de pulgas. Estos parásitos atacan especialmente el muslo, el abdomen y la grupa de la mascota. Otros parásitos que provocan daños similares, son las garrapatas y los ácaros. En la mayoría de los casos, el tratamiento estriba en la aplicación de medicamentos antiinflamatorios, acompañados de antibióticos cuando las lesiones son graves.
Por su parte, las intolerancias o alergias de tipo alimentario se manifiestan con síntomas diversos, incluyendo el prurito. Esta reacción inapropiada del sistema inmunitario contra alimentos concretos está presente en un porcentaje ínfimo de la población canina, y suele tratarse con una simple dieta de eliminación, hasta identificar el ingrediente responsable.
Además, las infecciones son causa frecuente de dermatitis bacteriana y otras dolencias que derivan en la picazón. Aunque infrecuentes, las enfermedades del sistema endocrino e inmunológico no pueden descartarse como causa posible.
Así pues, los picores en perros, sobre todo si son continuados en el tiempo, son motivo de preocupación. Se recomienda consultar al veterinario con la mayor brevedad, a fin de evitar males mayores.