Recientemente he escuchado hablar sobre los Productos Lácteos ecológicos y a mí que no me va mucho la leche me es un poco indiferente pero tengo un amigo de la infancia que hoy en día está viviendo en un pueblo repoblado por hippies al que le encantaría probar esta clase de productos, aunque primero se tendría que asegurar de que verdaderamente sean productos ecológicos. Este amigo mío se ha vuelto un poco raro a la hora de comer, mayormente solo come lo que él cultiva y los animales que él mismo cría. Incluso no quiere comer la carne de la carnicería del pueblo de al lado del suyo, que tiene una carne espectacular, porque no sabe cómo han criado a esa ternera. Nosotros siempre que vamos de visita paramos a comprar unos costillares para hacer unos churrascos, y todos nos ponemos ciegos a comer carne menos él. En este aspecto tengo que decir que la que más se alegra de vernos cuando vamos de visita es la perra de mi amigo que cuando nos ve sabe que esos días va a comer mejor que los días en los que no estamos, ya que unos huesos siempre le caen. Incluso defiende su comida, ya que cuando estamos haciendo el churrasco otros perros vecinos también se acercan a oler pero ella les echa a todos lejos.

Este cambio de alimentación en mi amigo se produce desde hace unos quince años y se mudó a este pueblo, antes él no era así, cuando éramos niños los fines de semana nos comprábamos entre los dos un dos por uno en pizzas y dos tabletas de chocolate y nos lo comíamos entre los dos, hoy en día esto es inviable, ya que si no sabe qué contiene cada cosa ya no la come, se ha vuelto un especialito para comer. Y eso se le ve en el cuerpo, el otro día ví a mi amigo después de un par de años sin verle y me pareció que estaba extremadamente delgado pero aún así pude comprobar que estaba fuerte, ya que estuvimos jugando a nuestros clásicos juegos de intentar hacernos daño.