Ya sea por el desgaste mecánico, una batería en mal estado o los defectos de fabricación, las llaves del coche pueden experimentar fallos antes de lo esperado. No hay forma de arrancar ni de abrir las puertas entonces, y al conductor no le queda más remedio que recurrir a su llave de repuesto (si tuvo la prudencia de realizar una copia de llaves de coche en Vigo, un servicio cada vez más demandado).
Las llaves modernas de coches y motos son susceptibles a sufrir averías en sus componentes electrónicos. Hasta fines de los años cuarenta, este instrumento se limitaba a bloquear el circuito eléctrico del vehículo, pero Chrysler le incorporó la función de arranque. En suma, que la electrónica ha ganado peso en este tipo de llaves. De ahí que su desconfiguración o descodificación sea uno de los fallos más extendidos.
En esencia, consiste en la pérdida de conexión entre la llave y su vehículo. La causa no siempre apunta a un diseño o fabricación imperfecta. El contacto con el agua puede interferir en los componentes electrónicos y ocasionar una desprogramación.
El agua no es la única amenaza de la electrónica de la llave. Existe la posibilidad de que las caídas y golpes accidentales deterioren el chip transpondedor, crucial para que la centralita del coche reconozca las señales emitidas por la llave.
La batería interna de la llave posee una vida útil de dos a cinco años de media. Cuando se agota o está próxima a hacerlo, la llave pierde sus funciones telemáticas (apertura a distancia, cierre de ventanillas, etcétera).
Las interferencias producidas por inhibidores también están detrás de una llave defectuosa, siendo un factor externo que escapa al control del usuario. Por último, el uso prolongado hace inevitable un cierto desgaste en la llave, que con los años se vuelve susceptible a las roturas y otros percances.