Descifrando mis pasos

Llevaba ya una temporada arrastrando una molestia persistente en el tendón de Aquiles cada vez que salía a correr. Probé cambiando de zapatillas, haciendo estiramientos específicos, descansando… pero nada parecía solucionarlo del todo. Un compañero del club de atletismo me comentó que él había resuelto un problema similar haciéndose un estudio biomecánico de la pisada en Ferrol y me recomendó encarecidamente una clínica especializada en Ferrol. Aunque vivo en Vigo, la insistencia y las buenas referencias me convencieron de que valía la pena el viaje.

Así que pedí cita y me desplacé hasta Ferrol un día entre semana, con una mezcla de curiosidad y esperanza. Quería entender de una vez por todas si mi forma de pisar era la causa raíz de mis problemas recurrentes y, sobre todo, encontrar una solución duradera. La verdad es que el proceso en la clínica fue increíblemente detallado y profesional.

Primero, tuvimos una entrevista exhaustiva donde el podólogo deportivo me preguntó por mi historial de lesiones, mi rutina de entrenamiento, el tipo de calzado que usaba y las sensaciones que tenía al correr y caminar. Después pasamos a la exploración física en camilla, evaluando rangos de movilidad articular, flexibilidad y posibles dismetrías. Luego vino la parte tecnológica: me subí descalzo a una plataforma de presiones para analizar la distribución del peso en estático.

La parte más reveladora fue el análisis dinámico. Caminé y corrí sobre una cinta rodante mientras varias cámaras de alta velocidad grababan mis pies y piernas desde distintos ángulos. Ver después la reproducción a cámara lenta fue impactante. El especialista me mostró claramente cómo mi pie derecho tendía a pronar de forma excesiva en la fase de apoyo, generando una tensión indebida justo en la zona donde sentía el dolor. También detectaron una ligera diferencia en la rotación de la cadera al correr.

Con toda esa información, el diagnóstico fue claro y las recomendaciones, concretas. Me explicaron que necesitaba unas plantillas personalizadas para corregir esa pronación y estabilizar la pisada. Además, me pautaron una serie de ejercicios específicos para fortalecer la musculatura del pie y mejorar la estabilidad de la cadera. Incluso me aconsejaron sobre qué tipo de zapatillas de running se adaptarían mejor a mis nuevas plantillas y a mi forma de correr corregida.

Salí de esa clínica en Ferrol con una sensación de alivio y, sobre todo, de comprensión. Por fin entendía el porqué de mi lesión. Aunque el viaje desde Vigo y el coste del estudio y las plantillas suponen un esfuerzo, siento que ha sido una inversión fundamental en mi salud y en mi capacidad para seguir disfrutando del deporte que me apasiona sin dolor. Ahora toca ser disciplinado, pero estoy convencido de que este estudio biomecánico en Ferrol marcará un antes y un después.