Internet nos influye mucho más de lo que pensamos, hasta el punto de cambiar muchas de nuestras costumbres. Por ejemplo, la forma en la que elegimos la ropa de ceremonia niñas para las ocasiones importantes. Hace poco, una niña siempre iba vestida con ropa infantil, era lo normal y lo que todos esperábamos de ellas. Pero las niñas también consumen Internet y ven los vídeos de influencers a las que quieren imitar. Por eso, es frecuente que una niña nos pida un tipo de ropa de ceremonia que sería más apropiado para una adolescente. Y para los padres es todo un problema conjugar lo que la niña quiere y lo que ellos consideran que es apropiado para ella. Más todavía cuando se ven cada vez más niñas vestidas como adolescentes, lo que crea mayor presión.
La clave está en negociar y permitir a las niñas que accedan a prendas que pueden llevar también adolescentes, como vaqueros, pantalones de vestir, tops y algunos accesorios. Sin perder la línea infantil, se le permite a la niña usar códigos un poco más amplios que encajan en su forma de ver las cosas, aunque no sean exactamente lo que están pidiendo.
Pero hay un campo en el que las discusiones suelen ser bastante más fuertes y es el del maquillaje. Las niñas cada vez quieren maquillarse antes, sobre todo cuando se trata de ir de fiesta. Si hace unas cuantas décadas la frontera estaba en los 15 y fue suavizándose hasta los 14 por ser la edad en la que se comenzaba en el instituto, hoy las niñas entran en el instituto a los 11 años y se encuentran con chicas de hasta 18 que visten y se maquillan como tales. Y quieren imitarlas.
Para muchos padres el maquillaje es un tema tabú en una niña de menos de 14, para otros, que su hija pequeña se pinte los labios de rosa claro en un día de fiesta no tiene más importancia que la de ponerse una corona de flores o purpurina. Cada padre tiene que actuar según sus valores, pero siempre es posible ceder permitiendo, por ejemplo, una barra de brillo para esos días especiales, como un primer paso que ayude a retrasar al máximo el uso de tonos, aunque sean muy claros. De esta manera, la niña no recibe una negativa en redondo y las discusiones serán un poco menos duras.