No solo los clientes tienen quejas sobre el trato que reciben en establecimientos hosteleros. También estos tienen sus pequeñas quejas sobre algunos clientes o tipo de clientes. En muchos casos, tratan de buscar soluciones diplomáticas a estos problemas, de forma que se solucionen sin que se produzca un enfrentamiento. Y es que los hosteleros tienen algunas herramientas para conseguir cambiar hábitos de sus clientes o, directamente, conseguir cambiar el perfil de los mismos.
- “Cuando cogí el traspaso de la cafetería, esta era frecuentada por grupos que venían a jugar a las cartas. El problema era que pedían un café y ocupaban la mesa toda la tarde. La cafetería estaba bien situada, pero no era el tipo de negocio que me interesaba”. Finalmente, la persona que se quejaba de esta situación optó por cerrar el local nada más coger el traspaso y darle un cambio de imagen radical. Lo decoró de manera más moderna pero la nota fundamental fue hacerse con mesas de interior y con mesas de terraza pequeñas que no permitían más que apoyar las bebidas. Además, las escogió redondas para evitar que las juntaran. En poco tiempo, el local se convirtió en un lugar al que acudían grupos a tomar algo con gente que se movía y cambiaba durante toda la tarde.
- “Cuando abrí mi local pretendía que fuera un lugar para grupos que quisieran consumir vinos y cocteles de una cierta categoría. Pero quedaban ciertos grupos, clientes del dueño anterior, que no solo no consumían esos productos sino que tomaban consumiciones estándar, sino que además eran muy ruidosos y hacían que el perfil de cliente que yo buscaba se alejara” En este caso, la solución pasó por cambiar el nombre al local, darle un cambio de imagen pero, sobre todo, eliminar el servicio en barra y subir los precios de las bebidas estándar. A esos clientes dejó de resultarles interesante ir a ese local.
- “Quería que mi local se convirtiera en un mesón de éxito para tomar tapas diferentes, pero la gente era reacia a probar mis especialidades, muy desconocidas en la zona”. Ante el miedo de los clientes por probar cosas nuevas, el hostelero optó por dárselas a probar gratis. Pocos españoles rechazan la tapa gratis con la bebida, incluso si no saben muy bien qué es. Al probar su comida, no fueron pocos los que se animaron a pedir las tapas en otra ocasión, por lo que logró su objetivo.