En ocasiones suena la flauta en el trabajo y me envían a hacer sabrosos reportajes. Porque una cosa es asistir a una aburrida rueda de prensa de algún político soltando cifras y más cifras y hablando mucho para no decir que nada que tener que hacer un reportaje sobre las mejores croquetas de la ciudad. Pero, además, en este caso, iba a poder tener tiempo (y dinero) para probarlas in situ, no como otras veces que me piden que haga reportajes de ese tipo en dos horas, sin tiempo (ni dinero) para probar nada.
La croqueta es uno de los platos más curiosos de la gastronomía española. Importado de Francia, se ha ganado un hueco en el país de las tapas por su facilidad de preparación, por su contundencia y porque combina la mar de bien con una caña. Hasta tal punto es importante tener croquetas a mano que la mayoría de bares y tabernas tienen un Proveedor de croquetas congeladas para hosteleria que sirve puntualmente una nueva remesa.
Por supuesto que los restaurantes más gourmet preparan ellos mismos sus croquetas frescas, pero puedo decir por experiencia (y porque las he probado) que muchas croquetas congeladas están más que deliciosas, ofreciendo a los hosteleros la ventaja de no tener que fabricar diariamente gran cantidad de croquetas.
Así que allá fui a hacer una ronda por algunos de los barrios típicos de tapas de la ciudad. Antes de salir me hice una lista con algunos de los sitios más famosos, y luego fui descartando algunos por falta de tiempo. Pero, como se suele decir, son todos los que están, aunque no están todos los que son.
En mi periplo también conocí a algún Proveedor de croquetas congeladas para hostelería que sirve a restaurantes importantes, deleitándome con el género. Claro que lo tuve que hacer en varios días porque si no iba a acabar con cara de croqueta. Y finalmente edité mi reportaje a tiempo. Ya podían ser todos tan sabrosos como este. Espero que la próxima vez me pidan una lista de las mejores langostas de la ciudad.