Alquilar una casa es una manera de sacar rendimiento a una vivienda vacía, pero en algunas ocasiones puede dar algún quebradero de cabeza. Uno de los problemas más fáciles de solucionar, aunque sea algo incómodo, es cuando el antiguo inquilino olvida devolver las llaves o simplemente decide no hacerlo a pesar de dejar la vivienda en el momento pactado.
Evidentemente, hay que cambiar la cerradura lo antes posible. Pero si se ha quedado a mal con el inquilino existe un riesgo muy evidente, que pueda entrar de nuevo en la casa e instalarse ilegalmente en ella o darle la llave a otra persona que lo haga. En estos casos, puede ser muy complicado para el propietario echar a estas personas y todos conocemos casos por la prensa de okupas que han estado incluso años antes de ser desalojados.
Es cierto que en la mayoría de los casos esto no es lo que ocurre y el inquilino, lo único que hace es tirar las llaves por desidia o por fastidiar a su antiguo casero. Pero como dice el refrán, hay que esperar lo mejor y prepararse para lo peor. Y en este caso lo peor es que en cualquier momento puedan acceder a la vivienda personas no autorizadas con cualquier tipo de intención.
No hay que correr por tanto riesgos, lo mejor es llamar a cerrajeros urgentes Santander y cambiar inmediatamente la cerradura para evitar cualquier tipo de problema. Así estaremos mucho más seguros y no tendremos que estar pensando en la posibilidad de que pueda suceder algo. Será un dinero muy bien empleado en nuestra propia tranquilidad y en la seguridad de la vivienda en sí misma.
Además, estaremos proporcionando al siguiente inquilino una cerradura mucho más segura, algo que es de agradecer. En cualquier caso, debemos de saber que el alquilado tiene el derecho de cambiar la cerradura para que el propietario no tenga la copia, algo que no se hace siempre pero que podrían hacer si así lo desearan.
Al marcharse, deberán de volver a colocar la antigua cerradura para que todo quede tal y como lo encontraron, a no ser que acuerden con el casero el dejar la nueva. Lo habitual es que cada inquilino cuente con su propia cerradura por un tema de seguridad personal, aunque algunos son confiados y optan por no cambiarla.