Con alrededor de mil clases de bacterias presentes en la cavidad oral, parece lógico que la salud bucodental influya en el resto del organismo. La caries dental, que afecta a casi nueve de diez personas en el mundo, es una causa subyacente en multitud de dolencias respiratorias, digestivas e incluso psicológicas.
La mayoría de las compañías de seguro medico dental incluyen la prevención y tratamiento de las caries entre sus coberturas básicas. Pese a ello, se echa en falta una mayor conciencia de la peligrosidad de esta enfermedad y de su impacto negativo en, por ejemplo, el sistema respiratorio.
La cavidad oral actúa como un ‘puente’ entre la microbiota bucal y los pulmones. Cuando los dientes se carian o se infectan a nivel profundo (periodontitis), se favorece la formación de enfermedades cardiovasculares e incluso de males como la neumonía (según la Universidad de la Mancomunidad de Virginia en Richmond, las personas que jamás acuden al dentista presentan un mayor riesgo de sufrir esta infección respiratoria).
La presencia de caries también afecta al rendimiento deportivo. Este proceso infeccioso propicia la acumulación de gérmenes susceptibles de infiltrarse en el torrente sanguíneo y propagarse por el sistema muscular y las articulaciones. De este modo, pueden ocasionar una suerte de fatiga muscular denominada astenia.
Una dentadura cariada es un rasgo común en un alto porcentaje de las personas depresivas. Cerca del 7 por ciento de la población española sufre depresión. Aunque estos males se presenten unidos, en realidad la aparición de caries es más un síntoma que una causa de los estados depresivos.
La explicación es simple: el desánimo y apatía generalizada que caracteriza al depresivo le induce a descuidar las rutinas y hábitos más elementales, como la higiene dental. Como resultado, la formación de las caries es uno de los riesgos que lleva aparejado este estado de ánimo.